Ayer anduve enredado con
Mitos, leyendas y cuentos peruanos, un libro que fue editado por
José María Arguedas (ahí es nada) y
Francisco Izquierdo Ríos y que ha publicado recientemente Siruela. Leí en el prólogo cómo se procedió a la recopilación de textos: una vez más se utilizó la red de escuelas y maestros y maestras del Perú para llegar a los textos tradicionales. Esto me recordó a otras recopilaciones de textos vinculadas a la escuela que tal vez merece la pena recordar por el interés de la colección recogida o por su particularidad.
Cuando en 1936
Aurelio Espinosa hijo comenzó a recoger cuentos (recopilando una de las más importantes colecciones de cuentos tradicionales en España) utilizaba el siguiente procedimiento: cuando llegaba a un pueblo se dirigía directamente a la escuela donde, tras el permiso del maestro, preguntaba a los niños y niñas si conocían algún cuento; tras escuchar los cuentos que contaban los niños, a aquellos que habían contado mejor (una narración más rica o variada) o que habían contado cuentos que todavía no tenía en su colección (o variantes de interés) les preguntaba que quién les contaba, los niños solían responder mi abuela, mi madre, el tío tal... entonces el folclorista les decía: decidle a (la abuela, la madre, el tío tal...) que esta tarde estaré en el casino del pueblo y que por cada cuento que me cuenten, les pagaré una peseta.
La historia la recoge
José Manuel de Prada Samper en
El pájaro que canta el bien y el mal, en editorial Lengua de Trapo. Cuenta José Manuel que en el caso de algunas narradoras/narradores de prestigio en la localidad cuando la gente se enteraba de que iba a contar por la tarde en el casino, se llenaba. Igual que cuenta el caso de alguna narradora (
Azcaria Prieto) que llegó a pasar ¡dos tardes completas! contando cuentos con el casino abarrotado de vecinos en absoluto silencio.
En este caso los niños se convertían en la pista que llevaba hasta los buenos y grandes
narradores populares.
En otras ocasiones hubo maestros que directamente, y viendo la utilidad del cuento tradicional para trabajar en el aula, se pusieron manos a la obra en la recopilación de textos tradicionales. Quizás uno de los casos más conocidos es el de
Marciano Curiel Merchán quien, entusiasta del folclore y la tradición, y maestro en activo, recogió a lo largo de sus años de ejercicio del magisterio más de 140 cuentos en apenas tres pueblos extremeños (Tejeda de Tiétar, Madroñera y Trujillo). Su colección de cuentos tradicionales sigue siendo un referente de mucho interés a pesar de que en Extremadura hay grandes folcloristas (como
Juan Rodríguez Pastor, por ejemplo) y excelentes colecciones publicadas (como
Los cuentos de Ahigal, por ejemplo).
Aunque de entre todas las propuestas de este tipo que conozco la que más me ha gustado por su peculiaridad, su interés y la vitalidad de sus textos, es la colección de cuentos que recogió
Javier Villafañe con su carro de títeres por los caminos de La Mancha. A finales de los setenta y principios de los ochenta del pasado siglo el poeta, titiritero y escritor Javier Villafañe recorrió los caminos de
El Quijote por tierras manchegas con su mula y su carro de títeres. Cada vez que llegaba a un pueblo se presentaba en la escuela y se ofrecía para representar su teatrillo de títeres previo pago de un cuento escrito por cada niño. De esta manera recogió más de 50.000 cuentos de niños y niñas (que hoy tendrán más o menos mi edad) en el corazón de La Mancha. De aquella descomunal colección se publicó una selección de 177 cuentos con el título de
Los cuentos que me contaron por el camino de Don Quijote, un librito que estaba agotado y que tuvimos la suerte de poder recuperar para Palabras del Candil, y en verdad un libro muy interesante (mirad estos dos breves comentarios:
aquí el primero y
aquí el segundo). Y un libro que, sorprendentemente, no ha interesado a instituciones locales y regionales porque "no está escrito de forma literaria", y es que todavía hay gente que no entiende que
la forma como se cuenta, también cuenta. De cualquier manera, un librito que os recomiendo encarecidamente.
Además de todo lo explicado anteriormente hace casi exactamente dos años que
publiqué una entrada en este mismo blog contando algunas experiencias actuales (y muy interesantes) de recopilación y pervivencia de tradición oral en las aulas. Y, por último, también al hilo de todo lo aquí comentado
os enlazo una entrada en la que hablé de una experiencia personal sobre el trabajo revitalización de tradición en las aulas, en Sabiñánigo (abril 2012).
Saludos
PD: Por cierto, hablaba ayer con
Ana Griott y me contaba que está a punto de publicarse un libro en el que ha estado implicada y en el que se han recogido cuentos a niños y niñas por escuelas de la isla de Gran Canaria. Ganas tengo de verlo y disfrutarlo. Y de comentarlo aquí.