Ayer devoré del tirón el libro Prótesis, de Andreu Martín (uno de mis autores favoritos, aquí su ficha, aquí el listado) publicado por la editorial La otra orilla (del Grupo Editorial Norma).
Este libro es una novela negra dura y descarnada, con unos personajes enredados en una tela de araña (un pasado, una historia) del que no pueden o no quieren salir. Los dos protagonistas (el Dientes y el Gallego) se alimentan del odio del otro y eso les permite sentirse vivos (y caminar hasta su propio destino). La historia de alguien que sale de la cárcel con el objetivo claro, inamovible, de vengarse, no es nueva. Sin embargo sí que son nuevos los motivos de esa venganza y la manera descarnada como se va contando.
Estos personajes perfectamente perfilados cuyos deseos activan la acción de la trama (el Chava, el Marujo, el Dientes, la Nena, el Gallego...) hacen que la historia encaje perfectamente y dan a la novela una verosimilitud y una coherencia perfectas. La lectura se convierte en un viaje alucinante hacia lo profundo de sus anhelos (impresiona la Nena, impresionan todos, la verdad) y hacia el corazón de la violencia, de la soledad. Y si a todo esto le sumamos un ritmo trepidante y un final lleno de sorpresas (¡hasta la última línea!), la fiesta está garantizada.
Este es uno de esos libros que te atrapan y te ponen a leer sin descanso. Ayer devoré las últimas páginas en tensión, visualizando todo lo que estaba sucediendo y con gran inquietud por un final que no veía venir. Que no vi. Y que me golpeó de lleno.
Un libro estupendo. Una lectura que os recomiendo.
Saludos
lunes, 28 de julio de 2014
viernes, 25 de julio de 2014
La historia del bufón Alegre Contador
Hoy os traigo un nuevo libro de Alexis Ravelo, el autor canario que se está convirtiendo en el descubrimiento de mi verano, una fiesta leer sus libros. En esta ocasión se trata del libro La historia del bufón Alegre Contador, publicado por Anaya.
Por si el título no es suficientemente claro os lo confirmo: este libro tiene como protagonista a un contador de cuentos; solo esto ya basta, para mí, para recomendarlo. Pero es que además el libro contiene unas cuantas historias (y versiones de cuentos tradicionales) organizadas en una historia marco muy del gusto de la tradición oral (un viaje contado en tres jornadas), con personajes peculiares y con cuentos para que avance la historia. Y todo ello contado desde el estilo personal y tan cercano (y ágil, y divertido, y con oficio) de este autor, y con un personaje protagonista (una vez más) muy bien perfilado y cercano.
Tiene, como os podéis imaginar, muchas citas sobre narración oral, os dejo alguna (solo alguna):
"Entonces, un buen día, se presentó en la sala de audiencias un consejero para dar al rey la noticia de que había aparecido un joven contador de cuentos muy extraño. Se decía que contaba las historias más hermosas del mundo y que la gente se quedaba ensimismada en la plaza pública cuando él hablaba." (pp. 21-22)
"Abre los ojos, dispón los oídos y no tengas prisa, porque el cuento no lleva tiempo..." (p. 31)
Un libro que he disfrutado (y que he devorado en un suspiro), con un narrador bien reconocible (y que me encanta). Una fiesta para el ojo y el oído.
Un libro que os recomiendo.
Saludos
Por si el título no es suficientemente claro os lo confirmo: este libro tiene como protagonista a un contador de cuentos; solo esto ya basta, para mí, para recomendarlo. Pero es que además el libro contiene unas cuantas historias (y versiones de cuentos tradicionales) organizadas en una historia marco muy del gusto de la tradición oral (un viaje contado en tres jornadas), con personajes peculiares y con cuentos para que avance la historia. Y todo ello contado desde el estilo personal y tan cercano (y ágil, y divertido, y con oficio) de este autor, y con un personaje protagonista (una vez más) muy bien perfilado y cercano.
Tiene, como os podéis imaginar, muchas citas sobre narración oral, os dejo alguna (solo alguna):
"Entonces, un buen día, se presentó en la sala de audiencias un consejero para dar al rey la noticia de que había aparecido un joven contador de cuentos muy extraño. Se decía que contaba las historias más hermosas del mundo y que la gente se quedaba ensimismada en la plaza pública cuando él hablaba." (pp. 21-22)
"Abre los ojos, dispón los oídos y no tengas prisa, porque el cuento no lleva tiempo..." (p. 31)
Un libro que he disfrutado (y que he devorado en un suspiro), con un narrador bien reconocible (y que me encanta). Una fiesta para el ojo y el oído.
Un libro que os recomiendo.
Saludos
jueves, 24 de julio de 2014
Los perros de agosto
En estos días he devorado Los perros de agosto, un libro de Alexis Ravelo publicado por Anaya. Este autor canario se está convirtiendo en el descubrimiento de este verano, cada libro suyo es una fiesta. Qué bien. Muchas gracias Bego por dármelo a conocer.
Los perros de agosto nos cuenta las peripecias de un estudiante de periodismo en su último año de carrera que investiga una muerte que, aparentemente, no tiene ningún misterio detrás, sin embargo, su perseverancia, valor, algo de astucia y suerte, le ayudan a desentrañar un complejo caso. Esta será la primera (y última) exclusiva del medio en el que está haciendo sus prácticas de periodismo.
El libro está escrito con un estilo ágil, directo y muy entretenido (y enganchoso): hablando de tú a tú con el lector, lo que, por lo que veo, es marca del autor (un estilo que, por cierto, me encanta). La trama tiene un ritmo estupendo y no pierde tensión en ningún momento, los hechos se van sucediendo y las piezas van encajando a la perfección. La galería de personajes está muy bien perfilada (y escogida) y ocurre además que el protagonista, el Gordo Castro, es fantástico, uno de esos tipos que llegan para quedarse (y que se merecería protagonizar una larga serie de casos, caramba).
He leído el libro del tirón, no ha habido forma de despegarse de él: eso es una buena señal, ¿no?
Una vez más es un absoluto placer pasear por Canarias de la mano de este autor estupendo.
Un libro que he disfrutado mucho y que os recomiendo.
Saludos
Los perros de agosto nos cuenta las peripecias de un estudiante de periodismo en su último año de carrera que investiga una muerte que, aparentemente, no tiene ningún misterio detrás, sin embargo, su perseverancia, valor, algo de astucia y suerte, le ayudan a desentrañar un complejo caso. Esta será la primera (y última) exclusiva del medio en el que está haciendo sus prácticas de periodismo.
El libro está escrito con un estilo ágil, directo y muy entretenido (y enganchoso): hablando de tú a tú con el lector, lo que, por lo que veo, es marca del autor (un estilo que, por cierto, me encanta). La trama tiene un ritmo estupendo y no pierde tensión en ningún momento, los hechos se van sucediendo y las piezas van encajando a la perfección. La galería de personajes está muy bien perfilada (y escogida) y ocurre además que el protagonista, el Gordo Castro, es fantástico, uno de esos tipos que llegan para quedarse (y que se merecería protagonizar una larga serie de casos, caramba).
He leído el libro del tirón, no ha habido forma de despegarse de él: eso es una buena señal, ¿no?
Una vez más es un absoluto placer pasear por Canarias de la mano de este autor estupendo.
Un libro que he disfrutado mucho y que os recomiendo.
Saludos
domingo, 20 de julio de 2014
Una casa de palabras
En estos días he disfrutado de lo lindo con la lectura de Una casa de palabras. En torno a los cuentos maravillosos, un libro que recoge artículos y conferencias de Gustavo Martín Garzo alrededor del cuento tradicional de tipo maravilloso, publicada por la editorial Océano Travesía en su colección Ágora.
Aunque había leído muchos de estos textos o había asistido a algunas de las conferencias que también recoge el libro, tener todas estas reflexiones en un único volumen es una absoluta delicia. La suma de propuestas, las reflexiones que atraviesan los distintos textos y se nos van mostrando desde caras diversas, la hondura de muchas de sus ideas, el estilo sutil y profundo (que provoca que casi cada frase pudiera ser una cita) hacen de este libro un completo tesoro.
Una casa de palabras es, desde el mismo instante de su publicación, un libro de lectura obligatoria para todos aquellos que vivimos abrazados al cuento. El amplio y rico conocimiento de los cuentos maravillosos que tiene Gustavo Martín Garzo es un aprendizaje de paso obligatorio para aquellos que quieran pasear por los caminos de la tierra oral. Pero también es un libro que a su vez es una casa de palabras idéntica a la Casita de Chocolate: esta casa de palabras es puro alimento. Sus frases, reflexiones, sugerencias... nos dan alimento, nos permiten rumiar sobre nuestro trabajo alrededor del cuento.
Contiene, además de algunos textos centrados en la animación a la lectura y en la experiencia del lector, muchos capítulos dedicados a los cuentos contados y a los cuentos maravillosos. Atraviesa todo el libro su amor por los cuentos de Grimm y los de Andersen, así como la lectura atenta de muchos otros autores maravillosos como Isak Dinesen, MacDonald, C. S. Lewis, W. Benjamin, L. Carrol, C. Perrault, J. Barrie... y enjundiosas citas de autores bien diversos (Wittgestein, E. Dickinson, Kafka, M. Zambrano, A. M. Matute, C. Martín Gaite, Supervielle...). Es un libro que habla de contar cuentos como un acto de amor que busca la felicidad de quienes escuchan: ¡qué puedo decir yo ante esto! Un libro pleno, una fiesta absoluta.
De todas las ideas que atraviesan este texto quizás mi única reticencia es esa vindicación de Andersen y de su tema de referencia: la tristeza. Aun así he de decir que leer este libro me ha hecho cuestionarme muchas de mis ideas al respecto y me ha animado a volver a releer libros que hace años que leí y volver a acercarme a otras lecturas que en algún momento dejé de lado. Así pues, además de todo lo dicho, es un libro que abre puertas a otros libros (es decir: la maravilla).
Es un libro lleno de sabiduría e inteligencia, una lectura deslumbrante, una fiesta de palabras, un camino para adentrarse en el bosque siguiendo las migas de pan y dejarse llevar hasta lo hondo. Uno de esos libros que te ponen gafas y te hacen ver los cuentos y los días de otra manera más rica, más honda, más sutil. Más plena.
Un libro que os recomiendo encarecidamente.
Saludos
Aunque había leído muchos de estos textos o había asistido a algunas de las conferencias que también recoge el libro, tener todas estas reflexiones en un único volumen es una absoluta delicia. La suma de propuestas, las reflexiones que atraviesan los distintos textos y se nos van mostrando desde caras diversas, la hondura de muchas de sus ideas, el estilo sutil y profundo (que provoca que casi cada frase pudiera ser una cita) hacen de este libro un completo tesoro.
Una casa de palabras es, desde el mismo instante de su publicación, un libro de lectura obligatoria para todos aquellos que vivimos abrazados al cuento. El amplio y rico conocimiento de los cuentos maravillosos que tiene Gustavo Martín Garzo es un aprendizaje de paso obligatorio para aquellos que quieran pasear por los caminos de la tierra oral. Pero también es un libro que a su vez es una casa de palabras idéntica a la Casita de Chocolate: esta casa de palabras es puro alimento. Sus frases, reflexiones, sugerencias... nos dan alimento, nos permiten rumiar sobre nuestro trabajo alrededor del cuento.
Contiene, además de algunos textos centrados en la animación a la lectura y en la experiencia del lector, muchos capítulos dedicados a los cuentos contados y a los cuentos maravillosos. Atraviesa todo el libro su amor por los cuentos de Grimm y los de Andersen, así como la lectura atenta de muchos otros autores maravillosos como Isak Dinesen, MacDonald, C. S. Lewis, W. Benjamin, L. Carrol, C. Perrault, J. Barrie... y enjundiosas citas de autores bien diversos (Wittgestein, E. Dickinson, Kafka, M. Zambrano, A. M. Matute, C. Martín Gaite, Supervielle...). Es un libro que habla de contar cuentos como un acto de amor que busca la felicidad de quienes escuchan: ¡qué puedo decir yo ante esto! Un libro pleno, una fiesta absoluta.
De todas las ideas que atraviesan este texto quizás mi única reticencia es esa vindicación de Andersen y de su tema de referencia: la tristeza. Aun así he de decir que leer este libro me ha hecho cuestionarme muchas de mis ideas al respecto y me ha animado a volver a releer libros que hace años que leí y volver a acercarme a otras lecturas que en algún momento dejé de lado. Así pues, además de todo lo dicho, es un libro que abre puertas a otros libros (es decir: la maravilla).
Es un libro lleno de sabiduría e inteligencia, una lectura deslumbrante, una fiesta de palabras, un camino para adentrarse en el bosque siguiendo las migas de pan y dejarse llevar hasta lo hondo. Uno de esos libros que te ponen gafas y te hacen ver los cuentos y los días de otra manera más rica, más honda, más sutil. Más plena.
Un libro que os recomiendo encarecidamente.
Saludos
jueves, 17 de julio de 2014
La última tumba
En estos días he leído La última tumba, novela negra en estado puro escrita por el autor canario Alexis Ravelo, publicada por la editorial Edaf y ganadora del XVII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe 2013. Gracias Bego por recomendármela y regalármela.
Adrián pasa veinte años en la cárcel acusado por un crimen que no cometió. El día que vuelve a la calle parece que estos veinte años le han servido para enderezar su vida, sin embargo y a pesar de las apariencias, el ansia por saber qué fue lo que exactamente pasó y quién es el verdadero culpable marca el verdadero ritmo de sus días.
Una novela escrita con un estilo descarnado, ágil y muy fresco que nos lleva en un suspiro a la isla de Gran Canaria y, especialmente, a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, convertidas ambas en el mapa ideal para una trama oscura e intensa. Me ha sorprendido pasear por esta ciudad y esta isla que tan bien conozco desde esta otra mirada afilada. Muchos de los lugares en los que suceden hechos de la novela forman parte de mis recuerdos y mis paseos: volver a pisar esos lugares no será lo mismo (seguro que evocaré al protagonista tomando un café en el quiosco de San Telmo, por ejemplo, cada vez que vuelva a pasar por allí).
La trama es enganchosa desde las primeras páginas y, al igual que le pasa a Adrián, el lector quiere saber qué ocurrió en verdad aquel día aciago veinte años atrás. He quedado pegado al libro nada más comenzar a leer y he vivido con intensidad cada uno de sus momento. No quiero desvelar nada de la trama, especialmente durante esa búsqueda de la verdad, pero sí diré que tanto los momentos brutales (en esa indagación) como el transcurrir de los días (en el supermercado del hermano o con Candi, su vecina) logran dar un equilibrio estupendo a toda la historia.
Creo que los diferentes personajes están muy bien armados y que sus intereses (en muchos casos enfrentados) hacen funcionar de manera perfecta la acción de la novela; especialmente Adrián (que como bien dice él, son dos Adrianes). El proceso de búsqueda y el progresivo desvelamiento de la verdad (con sus equivocaciones y sus aciertos), insisto, te tiene pegado desde las primeras páginas.
He disfrutado mucho de este libro. Una lectura que os recomiendo.
Saludos
Adrián pasa veinte años en la cárcel acusado por un crimen que no cometió. El día que vuelve a la calle parece que estos veinte años le han servido para enderezar su vida, sin embargo y a pesar de las apariencias, el ansia por saber qué fue lo que exactamente pasó y quién es el verdadero culpable marca el verdadero ritmo de sus días.
Una novela escrita con un estilo descarnado, ágil y muy fresco que nos lleva en un suspiro a la isla de Gran Canaria y, especialmente, a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, convertidas ambas en el mapa ideal para una trama oscura e intensa. Me ha sorprendido pasear por esta ciudad y esta isla que tan bien conozco desde esta otra mirada afilada. Muchos de los lugares en los que suceden hechos de la novela forman parte de mis recuerdos y mis paseos: volver a pisar esos lugares no será lo mismo (seguro que evocaré al protagonista tomando un café en el quiosco de San Telmo, por ejemplo, cada vez que vuelva a pasar por allí).
La trama es enganchosa desde las primeras páginas y, al igual que le pasa a Adrián, el lector quiere saber qué ocurrió en verdad aquel día aciago veinte años atrás. He quedado pegado al libro nada más comenzar a leer y he vivido con intensidad cada uno de sus momento. No quiero desvelar nada de la trama, especialmente durante esa búsqueda de la verdad, pero sí diré que tanto los momentos brutales (en esa indagación) como el transcurrir de los días (en el supermercado del hermano o con Candi, su vecina) logran dar un equilibrio estupendo a toda la historia.
Creo que los diferentes personajes están muy bien armados y que sus intereses (en muchos casos enfrentados) hacen funcionar de manera perfecta la acción de la novela; especialmente Adrián (que como bien dice él, son dos Adrianes). El proceso de búsqueda y el progresivo desvelamiento de la verdad (con sus equivocaciones y sus aciertos), insisto, te tiene pegado desde las primeras páginas.
He disfrutado mucho de este libro. Una lectura que os recomiendo.
Saludos
lunes, 14 de julio de 2014
Gilead
En estos días he terminado de leer Gilead, una novela escrita por Marilynne Robinson, traducida por Montserrat Gurguí y Hernan Sabaté, y publicada por Círculo de Lectores (no he logrado saber si existe una edición fuera de Círculo, aunque sí está disponible en Galaxia Gutenberg).
El libro es una larga carta que un padre escribe a su hijo, con algunas peculiaridades: el padre es predicador en un pequeño pueblo llamado Gilead y, además, es un padre mayor, él tiene unos 77 años y su hijo debe rondar los 8.
La verdad es que este libro me ha sorprendido mucho. Sí he leído antes novelas que son largas cartas, pero en esta ocasión sucede además que esta carta en la que se van mezclando los recuerdos, las reflexiones y los momentos presentes (de la narración, de la escritura de la carta y de la vida del narrador, el padre, y el narratario, el hijo) tiene un estilo demorado, profundo, que logra crear una novela con un espesor rico y muy enjundioso. Y me ha sorprendido porque al ser el protagonista un predicador hay muchas reflexiones relacionadas con el dios cristiano y la religión que, contrariamente a lo que esperaba en un primer momento, no han hecho que la lectura quedara varada.
Cuenta además la novela con un montón de historias engarzadas del protagonista, su familia y gente de Gilead (especialmente el joven Boughton, su ahijado), todo perfectamente engastado y armoniosamente elaborado.
Merece la pena señalar que, en mi opinión, la autora logra construir a la perfección este personaje protagonista ahondando en su historia y sus sentimientos, sus ideas, sus dudas... Asombra el trabajo y su profundidad, y además esto se puede apreciar en cada línea del libro.
Tiene además algunas citas interesantes relacionadas con la narración, la memoria y la palabra:
"Me doy cuenta de que la memoria ha convertido en mucho lo que era muy poco." (p. 57)
"Cuando caminaba a su lado [de su padre], me contaba unas cosas extraordinarias que, de otro modo, estoy seguro de que nunca me habría contado. Si había cena, me contaba historias para celebrarlo; si no la había, me las contaba para compensarlo."(p. 117)
"[el joven Boughton] Trata las palabras como si fuesen actos. No atiende a su sentido, como hacen los demás. Él se limita a decidir si son hostiles y en qué grado. Decide si las palabras lo amenazan o lo hieren y reacciona a tenor de ese nivel." (p. 145)
Y cuenta alguna historia fantástica para ser contada como la del vehículo que fue robado y utilizado durante varias semanas por una comunidad entera.
Una lectura muy interesante.
Saludos
El libro es una larga carta que un padre escribe a su hijo, con algunas peculiaridades: el padre es predicador en un pequeño pueblo llamado Gilead y, además, es un padre mayor, él tiene unos 77 años y su hijo debe rondar los 8.
La verdad es que este libro me ha sorprendido mucho. Sí he leído antes novelas que son largas cartas, pero en esta ocasión sucede además que esta carta en la que se van mezclando los recuerdos, las reflexiones y los momentos presentes (de la narración, de la escritura de la carta y de la vida del narrador, el padre, y el narratario, el hijo) tiene un estilo demorado, profundo, que logra crear una novela con un espesor rico y muy enjundioso. Y me ha sorprendido porque al ser el protagonista un predicador hay muchas reflexiones relacionadas con el dios cristiano y la religión que, contrariamente a lo que esperaba en un primer momento, no han hecho que la lectura quedara varada.
Cuenta además la novela con un montón de historias engarzadas del protagonista, su familia y gente de Gilead (especialmente el joven Boughton, su ahijado), todo perfectamente engastado y armoniosamente elaborado.
Merece la pena señalar que, en mi opinión, la autora logra construir a la perfección este personaje protagonista ahondando en su historia y sus sentimientos, sus ideas, sus dudas... Asombra el trabajo y su profundidad, y además esto se puede apreciar en cada línea del libro.
Tiene además algunas citas interesantes relacionadas con la narración, la memoria y la palabra:
"Me doy cuenta de que la memoria ha convertido en mucho lo que era muy poco." (p. 57)
"Cuando caminaba a su lado [de su padre], me contaba unas cosas extraordinarias que, de otro modo, estoy seguro de que nunca me habría contado. Si había cena, me contaba historias para celebrarlo; si no la había, me las contaba para compensarlo."(p. 117)
"[el joven Boughton] Trata las palabras como si fuesen actos. No atiende a su sentido, como hacen los demás. Él se limita a decidir si son hostiles y en qué grado. Decide si las palabras lo amenazan o lo hieren y reacciona a tenor de ese nivel." (p. 145)
Y cuenta alguna historia fantástica para ser contada como la del vehículo que fue robado y utilizado durante varias semanas por una comunidad entera.
Una lectura muy interesante.
Saludos
jueves, 10 de julio de 2014
Hermanito y hermanita
En estos días he terminado de leer Hermanito y Hermanita y otros dieciséis cuntos que no están en los libros, de Jacob y Wilhelm Grimm, traducidos por Isabel Hernández (quien también escribe un interesantísimo epílogo), con ilustraciones de Noemí Villamuza y publicado por Nórdica.
Este libro contiene diecisiete cuentos poco conocidos (y poco o nada difundidos) que fueron recogidos y publicados por los Grimm. Tiene algunas versiones muy interesantes y todos los cuentos se encuentran en un estado muy cercano al original (recomiendo leer el epílogo casi antes que los cuentos, verdaderamente interesante), son variantes en bruto, con mucho sabor, poderosas.
Algunos de estos cuentos son absolutamente deliciosos, con sumas de motivos variados y con tramas muy evocadoras o con historias bien conocidas por quienes disfrutamos de los cuentos contados (como el caso de "El cuento de uno que se marchó a aprender lo que era el miedo" o "Hermanito y Hermanita"). Otros son cuentecillos muy simples pero igualmente interesantes, algunos recuerdan a las fábulas de Esopo ("La guerra de las avispas y los asnos"), otros son similares a leyendas locales ("La fiesta de los habitantes del mundo subterráneo"), otros son hasta cierto punto etiológicos o didácticos ("Cuento del maestro Pfeim" o "Los desiguales hijos de Eva"). En fin, como podéis ver, mucha tela que cortar en apenas diecisiete cuentecillos.
Mención aparte merece la cuidadosa edición de Nórdica, así como las ilustraciones (tan sutiles, delicadas y potentes) de Noemí.
Una lectura estupenda, que se hace en un suspiro y que perdura en la memoria.
Saludos
Este libro contiene diecisiete cuentos poco conocidos (y poco o nada difundidos) que fueron recogidos y publicados por los Grimm. Tiene algunas versiones muy interesantes y todos los cuentos se encuentran en un estado muy cercano al original (recomiendo leer el epílogo casi antes que los cuentos, verdaderamente interesante), son variantes en bruto, con mucho sabor, poderosas.
Algunos de estos cuentos son absolutamente deliciosos, con sumas de motivos variados y con tramas muy evocadoras o con historias bien conocidas por quienes disfrutamos de los cuentos contados (como el caso de "El cuento de uno que se marchó a aprender lo que era el miedo" o "Hermanito y Hermanita"). Otros son cuentecillos muy simples pero igualmente interesantes, algunos recuerdan a las fábulas de Esopo ("La guerra de las avispas y los asnos"), otros son similares a leyendas locales ("La fiesta de los habitantes del mundo subterráneo"), otros son hasta cierto punto etiológicos o didácticos ("Cuento del maestro Pfeim" o "Los desiguales hijos de Eva"). En fin, como podéis ver, mucha tela que cortar en apenas diecisiete cuentecillos.
Mención aparte merece la cuidadosa edición de Nórdica, así como las ilustraciones (tan sutiles, delicadas y potentes) de Noemí.
Una lectura estupenda, que se hace en un suspiro y que perdura en la memoria.
Saludos
miércoles, 2 de julio de 2014
Algunos juegos narrativos
Hay muchas formas de contar, casi tantas como cuentistas. El narrador anda, desde el primer paso en la tierra oral, buscando y acomodando su propia voz narradora. Este camino es determinante para contar con honestidad.
Pero ¿el proceso de búsqueda de la propia voz termina en algún momento o está en continuo desarrollo? Hay quienes se acomodan a una forma de contar y, con el paso de los años, parece que la propia voz pierde elasticidad, se llena de callos, remansos comunes y caminos trillados: esto da seguridad al narrador pero la voz pierde en frescura y cierra muchas puertas a posibles hallazgos que la enriquezcan.
En todos los cursos y charlas que imparto a narradores insisto (a veces hasta ser pesado) en probar maneras de preparar y contar cuentos que sean diferentes a lo ya hecho hasta entonces. Es esta una forma de sentirse vivo, empezando continuamente, pero también acumulando nuevas experiencias y sumando al bagaje artístico.
Uno de los dos talleres que preparé para la escuela de verano de AEDA, el taller de juegos narrativos y experimentación, se centró precisamente en esta cuestión: propuestas diversas para contar, juegos que tal vez no sean más que eso, juegos para un taller pero que, quizás, puedan convertirse en posibilidades para seguir indagando, probando, enredando... en definitiva, sumando a la propia voz.
El taller tuvo una duración de dos horas (nos dio tiempo a muy poco, ay) para un grupo de 15 personas e incluyó propuestas narrativas centradas en los siguientes elementos:
Pero ¿el proceso de búsqueda de la propia voz termina en algún momento o está en continuo desarrollo? Hay quienes se acomodan a una forma de contar y, con el paso de los años, parece que la propia voz pierde elasticidad, se llena de callos, remansos comunes y caminos trillados: esto da seguridad al narrador pero la voz pierde en frescura y cierra muchas puertas a posibles hallazgos que la enriquezcan.
En todos los cursos y charlas que imparto a narradores insisto (a veces hasta ser pesado) en probar maneras de preparar y contar cuentos que sean diferentes a lo ya hecho hasta entonces. Es esta una forma de sentirse vivo, empezando continuamente, pero también acumulando nuevas experiencias y sumando al bagaje artístico.
Uno de los dos talleres que preparé para la escuela de verano de AEDA, el taller de juegos narrativos y experimentación, se centró precisamente en esta cuestión: propuestas diversas para contar, juegos que tal vez no sean más que eso, juegos para un taller pero que, quizás, puedan convertirse en posibilidades para seguir indagando, probando, enredando... en definitiva, sumando a la propia voz.
El taller tuvo una duración de dos horas (nos dio tiempo a muy poco, ay) para un grupo de 15 personas e incluyó propuestas narrativas centradas en los siguientes elementos:
- Los cambios contextuales y formales. En el hecho de contar el contexto juega un papel determinante ¿qué ocurre si el espacio en el que contamos se altera, si la disposición es insólita?
- Posibilidades diversas sobre la selección y organización del repertorio: dar una vuelta a lo ya contado (tantas veces contado), búsqueda de nuevos tipos de cuentos, etc.
- Propuestas sobre trabajos con cuentos: desde la estructura al estilo pasando por los puntos de vista.
- Mirar los cuentos: propuestas desde el libro álbum o desde lo que el cuento cuenta.
- Otros juegos: ritmo, objetos, etc.
En realidad la propuesta de este taller fue la de aprovechar para jugar y probar cosas que no habíamos hecho todavía como narradores. Salir de la rutina, abrir las ventanas y permitir que entrara aire fresco, buscar el desequilibrio que nos mantiene alerta.
Saludos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)