Supongo que habrá tiempo para hablar sobre este libro (que acabo de empezar), pero no me resisto a traer aquí unas palabras que coinciden con una idea que repito continuamente en cursos y charlas. Aquí van:
"Comprendí que cada mundo entrañaba un misterio y que el acceso al mismo sólo lo podía facilitar la lengua. Sin conocerla, ese mundo permanecería para nosotros insondable e incomprensible, por más años que pasásemos en su interior. Más aún: descubrí una relación entre tener nombre y existir, pues cada vez que volvía al hotel me daba cuenta de que en la ciudad había visto tan sólo aquello que sabía nombrar, por ejemplo recordaba unaacacia pero no el árbol que creía junto a ella, porque desconocía su nombre. En una palabra, comprendí que cuanto más vocabulario atesorase, más pronto -y más rico en su inabarcable diversidad- se abriría ante mí el mundo." (p. 31)
Más palabras, más mundo. No se puede decir de manera más diáfana. Así los cuentos, que también son sacos de palabras, nos agrandan el mundo. Para más información puedes leer este artículo que escribí hace ya unos cuantos años.
Saludos