lunes, 28 de febrero de 2011
El Carnaval Literario
Hoy en la SER
domingo, 27 de febrero de 2011
Festival Internacional de la Oralidad
sábado, 26 de febrero de 2011
¡¡Han llegado los Enormes!!
jueves, 24 de febrero de 2011
París-FEST (y V)
miércoles, 23 de febrero de 2011
París-FEST (IV)
París-FEST (III)
martes, 22 de febrero de 2011
París-FEST (II)
lunes, 21 de febrero de 2011
Una entrevista por Skype
Un artículo muy interesante
París-FEST (I)
domingo, 20 de febrero de 2011
Los niños numerados
Ignorantes
sábado, 19 de febrero de 2011
Dos del Oeste...
viernes, 18 de febrero de 2011
Ayer en el café La Luna
jueves, 17 de febrero de 2011
Club de escritura
miércoles, 16 de febrero de 2011
Ayer en Canal19
martes, 15 de febrero de 2011
Dos bases de datos
lunes, 14 de febrero de 2011
Hoy en la SER
domingo, 13 de febrero de 2011
La familia C en Calco
jueves, 10 de febrero de 2011
El rico filón de los cuentos tradicionales
Unos días en Pamplona
martes, 8 de febrero de 2011
Contar cuentos eróticos
- Para empezar, los cuentos eróticos (vergonzantes, burlescos, picantes, escatológicos) son parte de la esencia de la palabra dicha: el sexo, el engaño, el amor, el deseo... son centros de interés (del mayor interés) entre el público adulto.
- Para continuar, la literatura erótica es altamente irreverente y crítica, es un arma contundente contra las normas impuestas y acatadas, contra la rutina de los días y el yugo de las apariencias. La literatura erótica es un explosivo que llega a lo hondo y su onda de expansión abarca a la totalidad de la superficie. La literatura erótica es más que una diversión y una risa exagerada: es poner el mundo patas arriba (nunca mejor dicho) para verlo desde un nuevo punto de vista. Como ejemplo valga el libro de Nedjma, titulado La almendra (en Maeva), unas memorias eróticas escritas por una mujer magrebí que afirma en su prólogo: [escribo este libro] "con la ambición de devolver a las mujeres de mi sangre la palabra confiscada por sus padres, hermanos y esposos. En homenaje a la antigua civilización de los árabes, donde el deseo se plasmaba hasta en la arquitectura, donde el amor se hallaba liberado del pecado, donde gozar y dar placer constituía un deber para el creyente. Levanto este relato, como se levanta una copa, a la salud de las mujeres árabes, para quienes recuperar la palabra confiscada en relación con el cuerpo equivale a curar a medias a sus hombres".
- Y por último, contar cuentos eróticos es, para el narrador oral, explorar otras posibilidades de su propia voz. Como afirma Francisco Umbral en el prólogo a sus Memorias eróticas (ed. Temas de Hoy): "Creo, realmente, que el tema del erotismo, y la reconducción de la memoria a ese tema, me ha otorgado incluso una manera, nueva en mí, de contar."
En fin, contar cuentos eróticos, picantes, vergonzantes, es más, mucho más, que hablar de teta y culo. Y quien lo ha vivido (del lado del narrador, del lado del público), lo sabe.
lunes, 7 de febrero de 2011
La familia C en La Vanguardia
Hoy en la SER
viernes, 4 de febrero de 2011
Confusiones fundamentales
jueves, 3 de febrero de 2011
Festival T+T: los cuentos van al teatro
La Escuela Finlandesa y el Catálogo Tipológico de los Cuentos Folklóricos
Ando liado con un proyecto de artículo sobre narración oral y, en una de las búsquedas que voy haciendo por la red, me he topado con este interesantísimo artículo sobre qué es la Escuela Finlandesa (la que dio origen al Catálogo tipológico de los cuentos folklóricos), cómo surgió, la cronología del desarrollo y mejora del “método histórico-geográfico” de estudio y ordenación de los cuentos tradicionales y los hitos de este proceso, es decir, las aportaciones de Aarne (1910), Thompson (1929) y Uther (2004), cuyas siglas encabezan cada tipo de cuento folklórico (ATU).
El artículo, publicado por la Revista de Folklore en el año 2007, está escrito por Juan José Prat Ferrer, y es una lectura muy amena e interesante.
Por cierto, en un momento del artículo se habla de otra aportación valiosísima de Stith Thompson, su clasificación de los motivos en los cuentos populares, una obra de seis tomos titulada Motif–Index of Folk-Literature. He encontrado otro enlace en la red en la que está el índice de motivos (una joyita).
Da para entretenerse un buen rato…
Saludos
miércoles, 2 de febrero de 2011
El pueblo toma lo que el juglar deja...
El romance en España había tenido su esplendor en los S. XV-XVII. En el S. XV "las invenciones y refundiciones de los poemas épicos decaían notablemente; los juglares o cantores de profesión van olvidándolos. Pero mientras en Francia el olvido fue completo, en España el pueblo recordó persistentemente muchos de los fragmentos más famosos y los cantó aislados" (Ramón Menéndez Pidal, Flor nueva de romances viejos, Madrid, 1933, p. 9).
El pueblo siguió cantando y recordando y aprendiendo estos romances hasta que a finales del S. XVII y principios del S. XVIII parece que el romancero languidece.
En el S. XVIII, el helenista escocés Thomas Blackwell habla de los romances moriscos españoles como "muestra de verdadera poesía popular" (p.43, op. cit.), es el inicio de la revalorización de los romances tradicionales españoles. Tras los estudiosos ingleses vendrán los alemanes y franceses. Y por fin empieza a despertar el interés por el romancero en España. Esta suma de intereses culmina en la figura de Ramón Menéndez Pidal y de su mujer María Goyri, ambos quedan deslumbrados por la pervivencia y riqueza del romancero popular y a él, su estudio, recopilación, preservación... dedicarán gran parte de su empeño y vida.
Saludos
El punto de partida de la literatura erótica española
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SÍGUESE UN ROMANCE DE UNA GENTIL DAMA Y UN RÚSTICO PASTOR
Estáse la gentil dama
paseando en su vergel,
los pies tenía descalzos,
que era maravilla ver;
hablábame desde lejos,
no le quise responder,
respondíle con gran saña:
"¿Qué mandáis, gentil mujer?"
Con una voz amorosa
comenzó de responder:
"Ven acá tú, el pastorcico,
si quieres tomar plazer."
"Noe era tiempo, señora,
que me haya de detener,
que tengo mujer y hijos
y casa de mantener,
e mi ganado en la sierra
que se me iba a perder,
y aquellos que lo guardan
no tenían qué comer."
"Vete con Dios pastorcillo,
no te sabes entender;
hermosuras de mi cuerpo
yo te las hiziera ver:
delgadita en la cintura,
blanca soy como el papel,
la color tengo mezclada
como rosa en el rosel,
las teticas agudicas
que el brial quieren hender,
el cuello tengo de garza,
los ojos de esparver,
pues lo que tengo encuebierto
maravilla es de lo ver."
"Ni aunque más tengáis, señora,
yo me puedo detener."