Acabo de leer Oso, un libro que pertenece al canon de la literatura canadiense del s. XX, escrito por Marian Engel, traducido por Magdalena Palmer y publicado por la editorial Impedimenta. Me lo recomendó Teresa, la bibliotecaria de Garrapinillos (Zaragoza), hace un par de semanas, cuando estuve allí contando. Mil gracias por la recomendación.
Estuve en Garrapinillos con la función de El pastor de conejos, una sesión de cuentos obscenos y vergonzantes que llevo en la garganta desde hace unos meses. Y en los previos, conversando con Teresa, la bibliotecaria, me habló de este libro.
Oso es una historia bellísima y, al mismo tiempo, muy transgresora. Una joven bibliotecaria (Lou) tiene que irse a una pequeña isla del casi salvaje Canadá (la isla de Cary) para revisar y catalogar una biblioteca histórica que ha sido donada a la institución en la que trabaja. Habitar este lugar, solitario y aislado, se convierte en un viaje de la protagonista hacia lo salvaje (fuera y dentro). Un personaje fundamental en la trama es un viejo oso que vive también en la isla, acaso un trasunto de lo salvaje, metáfora y símbolo, pero con una presencia muy física dentro de la historia.
El libro está escrito con un estilo delicado, precioso, y va avanzando en la trama de la historia con una sutileza y una fuerza magníficas. No quiero destriparos nada de su sorprendente y bestial trama, pero sí os contaré que ha pasado a formar parte de las novelas de mi Infierno. Por cierto, la novela está plagada de pequeñas citas que hacen referencia a los osos (algunas de ellas nos recuerdan a un cuento muy popular en España: "Juan el Oso", ATU 301B).
Un librito que os recomiendo.
Saludos
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