viernes, 3 de febrero de 2012

La niña que iba en hipopótamo a la escuela

Acabo de terminar de leer La niña que iba en hipopótamo a la escuela, un libro de Yoko Ogawa traducido por Yoshiko Sugiyama y publicado por Editorial Funambulista.  De esta autora reseñé no hace mucho un librito completamente maravilloso: La fórmula preferida del profesor.




El libro nos cuenta un año muy especial en la vida de Tomoko, año en el que esta niña tiene que separarse de su madre (que se va a Tokyo) e irse a vivir con sus tíos (y su prima Mina, su tía abuela Rosa, la señora Yoneda, el señor Kobayashi ¡y el hipopótamo Pochiko!) a los que apenas conoce.
Si a esto le añadís que el libro está lleno de imágenes delicadas, de silencios sugerentes, de pequeñas historias que alumbran los días, de otras pequeñas historias que los oscurecen, de personajes interesantes (un buen puñado de ellos secundarios, a veces dibujados apenas en dos líneas) y de esa prosa aparentemente frágil pero lo suficientemente fuerte para sostener sin problemas una novelota de más de cuatrocientas páginas.
Me ha gustado mucho de esta novela cómo la autora consigue dibujar la línea en la que se mueven las dos niñas, esa línea que separa la infancia de la adolescencia, llena de incertidumbres, deseos, incomprensiones, descubrimientos... De verdad que me ha encantado.
Igual que sucede en su otro libro es una novela sin estridencias, en la que la gran historia de la vida se arma con los pequeños detalles de los días y la hondura de sus personajes (me ha recordado a algunos cuentos de Katherin Mansfield a quien, por cierto, se cita en la novela). Aunque a diferencia de La fórmula preferida del profesor ésta es más coral y también está más llena de otras pequeñas historias.
Una lectura muy recomendable que disfrutaréis desde las primeras páginas.
Saludos

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