Hace años que tengo en casa un libro álbum maravilloso, se trata de La merienda del señor Verde, de Javier Sáez Castán (uno de mis autores favoritos - aquí su ficha), publicado en Ekaré.
El libro nos cuenta la invitación que el señor Verde hace a otros señores (de otros colores) para abrir una puerta misteriosa (tras la que se esconde un mundo del que no hay vuelta atrás). Un álbum que toca un tema recurrente entre los álbumes (cómo no recordar La reina de los colores de Jutta Bauer, en Lóguez, o El mago de los colores, de Arnold Lobel, en Corimbo, por citar otros dos de mis autores favoritos). Un tema recurrente que cada autor toca de manera magistral y, como es de esperar, Javier Sáez Castán, muy personal. Me explico.
Como he dicho en otras ocasiones los libros álbum de este autor están pensados como objetos completos, obras en las que cada detalle está pensado y valorado. No es baladí la cubierta verde, ni las guardas verdes, que nos invitan, al abrir el libro, a entrar en el territorio del señor Verde (como si abriéramos la puerta de su casa). Allí podemos observar la llegada de cinco invitados más (son un total de seis los invitados a la merienda) y su decisión conjunta de cruzar la puerta misteriosa.
Cuando compré el álbum pensé que faltaba un color más (para llegar al mágico número de siete, que es el de los colores del arcoíris), consideré por ello que tal vez el séptimo invitado fuera el lector. Sin embargo, tras escuchar a Javier Sáez Castán (en Beja 2010 y en Arenas de San Pedro 2012) hablando sobre este libro descubrí que su intención había sido otra, pues él planteó el álbum a partir del juego del parchís (un parchís, eso sí, de seis jugadores), en el que cada ficha de color pasa por los territorios de los otros colores (las fichas amarillas, por ejemplo, tienen que pasar por los otros colores para entrar por fin en su casa y llegar al centro, donde finaliza la partida, no hay vuelta atrás). Eso es lo que está sucediendo en este álbum en el que todos los colores pasan por la casa verde para llegar al "centro del parchís", que es el otro lado de la puerta, donde todos los colores se juntan, entreveran, combinan... tal como sucede en nuestros días.
Igualmente el libro está lleno de pequeños detalles fantásticos (las formas de las cerraduras con ese perfil de señor con sombrero), los textos (en alemán, latín...), las adenda finales (para lectores que quieren saber más) tan ricas y jugosas, etc.
Un libro maravilloso. Un tesoro. Un regalo para el ojo y el corazón. Imprescindible.
Saludos
No hay comentarios:
Publicar un comentario