Este hermoso libro contiene cuatro cuentos que transcurren en el bosque, cada cuento en una estación diferente del año y todos ellos compartiendo espacios y personajes.
Llama la atención la aparente sencillez de las tramas, la limpieza del texto y las deliciosas acuarelas que lo arropan; y todo de una manera orgánica, funcionando unitariamente y articulando unos pocos personajes y unas acciones sutiles. Con estos sencillos recursos la autora-ilustradora es capaz de armar cuatro historias deliciosas y muy potentes en las que destaca la fuerza del bosque y la vinculación intensa con los niños: el bosque aquí no es un lugar para perderse como ocurre en tantos cuentos tradicionales, el bosque en este libro es un espacio de juegos para la infancia, un lugar en el que cobijarse y asombrarse, tierra fértil para el sueño.
Acaso el bosque de hoy, ese laberinto en el que andan perdidos tantos niños y niñas, esté en las propias casas o en las calles de las ciudades y es por eso que este libro nos regala una nueva mirada, la mirada fresca que encuentra en cada recoveco, en cada árbol, en cada pradera, la patria de la infancia.
Me ha parecido un libro deslumbrante: historias muy cercanas a los intereses de los niños y niñas, detalles de gran hondura, tramas sutiles y emocionantes... y sobre todo un bosque que canta, un bosque muy vivo en el que cualquier lector querría adentrarse y jugar y perderse para encontrarse.
Un libro delicioso que os recomiendo. Un regalo.
Saludos
apuntado está!
ResponderEliminarGracias!!!
Un abrazo,
Que lo disfrutes ;-))
ResponderEliminarun beso