jueves, 18 de diciembre de 2014

¿Te cuento un secreto?

Acabo de leer unos libritos de Roberto Aliaga (texto) y Miguel Ángel Díez (ilustraciones) que ha publicado Anaya y que conforman una colección titulada "¿Te cuento un secreto?". Os hablo brevemente de los cuatro títulos.


Cuando fui a la selva es el primero que leí y que me hizo seguir leyendo los demás. La estructura de este (y del resto de cuentos de la colección) es similar: la hija está disgustada por algo y el padre decide "contarle un secreto", que es una historia en la que relata una situación similar a la que provocó el disgusto de la hija y acaba con un final positivo.
En el caso de Cuando fui a la selva me gustó la zambullida en la ficción desde las primeras palabras del padre, ese relato que va creciendo de forma oral (cada vez más exagerado) y que está soportado también de manera muy importante por las ilustraciones de Miguel Ángel Díez. Es claramente una ficción contada que va creciendo desde la mirada de quien escucha. Y el paseo por la selva acaba por ser algo, en verdad, fantástico.


Cuando me hice así de pequeño incluye la misma estructura y en ella el padre cuenta una situación vivida cuando es ignorado por sus amigos y, gracias a ello, encuentra al amor de su vida.


Cuando me convertí en lobo habla de otra situación estrambótica en la que el niño protagonista (el padre en su infancia) vive una aventura convertido en hombre lobo y huyendo de un montón de niños malvados.


Cuando trabajé en el circo cuenta otra historia similar a las anteriores pero ambientada en el circo y con una galería de personajes algo más coral (como en el primero de los aquí anotados).

En todos los libros me gusta la propuesta del padre contando a la hija y creo que es en verdad un discurso oral que se va alimentando de la mirada del oyente y en el que el narrador se va creciendo y exagerando atravesando fronteras de ficción hasta llegar, en muchas ocasiones, a un punto disparatado y divertido tan cercano al juego verbal.
No me resulta cansado que sea una estructura similar en los cuatro libros porque las historias son distintas en pequeños detalles (por su estructura, sus personajes, su temática...) y por eso el resultado es a veces más coral o con menos personajes, otras veces más emocionante o más humorística, otras más lineal o algo más circular... En suma, que tiene algunas variaciones interesantes que no agotan la idea.
Sin embargo sí tiene algo a lo que le pondría un pero, se trata de esa intencionalidad final, esa moralina evidente en la que incide el padre. Creo que sin esas líneas últimas mejoraría, se trataría, sencillamente, de un cuento contado por un adulto y disfrutado por un niño. ¡Qué mejor que eso! Soy de los que piensan que no hace falta explicar o recalcar que estas historias son para trabajar el miedo, o el punto de vista, o quitar hierro a perder algo o a ser rechazado. Aunque entiendo que esto es para mí un pero y para otros lectores un punto a favor.
Dicho esto no quita que estos sean unos libritos muy interesantes y que me han gustado mucho.
Saludos

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