Júnior, el último nudo en una red de narcotraficantes antes de que la droga llegue a la calle, decide robar Larry (o casi se ve obligado a robarle), el escalón superior a él, y para ello cuenta con el Rubio y dos compinches más en un plan que casi podría parecer perfecto, hasta que la avaricia, la violencia y el amor deciden entrar en el juego.
Una historia trepidante con unos personajes cercanos con los que resulta fácil empatizar y acompañar (especialmente con Tito el Palmeras, deslumbrante en su evolución a lo largo de la novela) o de los que uno reniega desde el primer vistazo (Felo, Júnior, el Turco...); un estilo ágil que a veces te golpea como un puño y otras maravilla por las imágenes que logra; una trama perfectamente armada y contada, que avanza paso a paso gracias a sus personajes y acciones (verosímiles, coherentes) de forma tenaz e implacable; una resolución sorprendente (y agridulce, como la vida misma); y todo ello en un escenario que tantas veces he paseado: la isla de Gran Canaria y especialmente la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
Una maravillosa lectura. Una novela negra poderosa y feliz. Un libro que os dejará pegados al asiento desde las primeras a las últimas páginas. Un festín.
Una lectura que os recomiendo.
Saludos
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