Los pequeños macabros es un alfabeto en el que cada letra está asignada a un niño, una niña, y su trágica muerte. Es tan macabro, tan bestiajo, tan brutal, que resulta hilarante. La peculiar mirada de Gorey, siempre entre lo tenebroso y lo humorístico, desconcierta y provoca al lector desde la primera página. Sus láminas, oscuras y a una sola tinta, muestran, por una parte, un estilo propio, muy personal, con un uso magistral de los diversos tonos: del blanco, pasando por los grises, hasta llegar al negro; y por otra parte también nos muestra una fabulosa composición de las imágenes, en las que el contexto logra mostrarnos siempre a los protagonistas pequeños y frágiles. Acaso nunca hubo niños tan solos, tan solitarios, como estos. En estas imágenes vais a reconocer un estilo muy del gusto de Tim Burton quien, indudablemente, está impregnado de la estética personalísima de Gorey.
Los textos que acompañan a las láminas (y que nos van describiendo las diversas muertes) confirman lo que las imágenes nos habían anticipado de una manera definitiva: no hay escapatoria para estos protagonistas aun cuando uno alimenta la esperanza de que quizás el próximo logre salvarse.
A pesar de todo esto, insisto, el libro resulta desopilante, lo cual no deja de sorprender y de darnos la medida del valor de este libro, de este autor: lograr que uno acabe sonriendo (o riendo) con la desmesura de la tragedia es mucho lograr (uno no puede dejar de recordar al Tarantino de Pulp Fiction al hablar de estas cosas). Es humor negro en estado puro.
Si os interesa este excéntrico autor (de culto) en la editorial Valdemar tienen sus obras completas en tres volúmenes (Amphigorey).
Pero volviendo a Los pequeños macabros, los editores de Libros del Zorro Rojo han colgado un vídeo del libro (tan trágico y con esa música tan dulce... resulta un estupendo contraste), podéis asomaros para haceros una idea más clara del contenido de este libro insólito.
En suma, un librito delicioso y muy peculiar que os recomiendo.
Saludos
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