Ayer me escribió Bernardita desde Chile porque quería que habláramos de un libro de Ole Lund Kirkegaard, un autor que pronto va a pasar a mi galería de favoritos, se trata de Tarzán de goma, publicado por Sushi Books (no se indica el nombre del traductor en los créditos). Como resulta que ese libro andaba entre mis pendientes de leer aproveché el whatsapp para ponerme con él.
Este es un libro duro. Cuenta la historia de Ivan Olsen, un chaval que es continuamente machacado por el resto de compañeros e incluso por su familia, un crío que vive esto que ahora llaman bullying (acoso escolar de toda la vida) y que sufre perrerías de mil y un tipo. Un día Ivan Olsen tiene la oportunidad de cumplir todos los deseos que quiera y, a lo largo de ese día, se va vengando de todos los que le acosaron.
El libro, insisto, es muy duro. Impacta la voz del narrador que, completamente desapasionada, escribe un atropello tras otro como si estuviera escribiendo la lista de la compra; esto puede resultar muy desconcertante para el lector, pero me puedo imaginar al autor tratando de contar todas estas barrabasadas con una voz neutra sin poner nada de emoción en lo que dice, sin ni siquiera mostrar tristeza o empatía con el protagonista que es atropellado continuamente. Una vez que los lectores hemos asistido al acoso sin tregua por fin aparece alguien que, quizás, logre romper ese círculo espantoso: una bruja que le concede a Ivan un deseo. Sin embargo cuando el protagonista puede hacer lo que le apetezca se limita a repetir esquemas: a machacar a quienes le machacaron. Y una vez terminado ese día "de gloria" todo vuelve a la "normalidad" del abuso.
Pensad cómo estará contado (de bien contado) que hay momentos en los que uno está tentado de reírse por las burradas que ocurren (quizás alimentando la esperanza de que en algún momento habrá escapatoria. Pero no parece haberla).
Hablaba con Bernardita sobre todo esto y sobre la situación terrible en la que queda el protagonista, un círculo vicioso del que no parece haber salida. Sin embargo hay una ilustración última que resulta atípica con respecto al resto de dibujos que jalonan el libro y es ahí (en mi humilde opinión) donde el autor no puede permanecer callado ante tanta calamidad y nos muestra una escapatoria. Si me permitís (y sin que sirva de precedente) por una vez voy a contar el final de un libro.
Mirad, esta es la ilustración que cierra el libro:
Pienso que aquí el autor toma partido y nos cuenta cuál es la única posibilidad para salir de ese círculo vicioso del maltrato en el que, además, el maltratado vive con normalidad esa atroz realidad; sólo hay una manera para escapar de ese cuarto oscuro y es el amor: cuanto más amor reciba esa persona más grande será el hueco en la puerta y más fácil será salir de esa realidad. Pero no debemos demorarlo, el tiempo pasa implacable.
Un libro duro y maravilloso. Una lectura poderosa y un texto para leer y conversar. Un libro que os recomiendo.
Saludos
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