sábado, 11 de febrero de 2017

Más sillas, más

Ayer 10 de febrero conté en la biblioteca de Yuncos (Toledo). Fueron dos funciones, una para público infantil y familiar y otra para público adulto. Normalmente las funciones para público infantil suelen llenarse sin problemas, pero no sucede lo mismo en las funciones de cuentos para adultos: todavía hay muchos adultos reticentes a los cuentos contados.
Estuve en Yuncos contando el pasado 24 de octubre, fueron también dos funciones. La infantil y familiar estuvo a tope y la de adultos tenía algunas sillas desocupadas (creo recordar que vendrían unas 25/30 personas). Los asistentes salieron contentos (o al menos así me lo dijeron unos cuantos a la salida) y, antes de tomar el camino de vuelta, Eva, la concejala de cultura, me propuso volver en febrero con cuentos picantes (por desatascar con tanto amor sanvalentinero). En esas quedamos.
Ayer la función de adultos se llenó: no solo no quedó ningún asiento vacío sino que hubo que traer sillas de otras dependencias de la Casa de la Cultura para que todo el mundo se pudiera acomodar. Empezamos, de hecho, unos diez minutos más tarde hasta que todo estuvo dispuesto y todo el mundo sentado. Mucho de este público era reincidente de la pasada función (te saludan, comentan, te animan, esperan los cuentos con ganas...), pero otro mucho (ayer había unas 60 personas) venía de nuevas.

Tuit anoche justo antes de empezar

Esto me anima a hacer algunas reflexiones.

En primer lugar, para los programadores. Hay que insistir en que la narración oral no debería ser una propuesta artística puntual, en la medida de lo posible debería ser una actividad continuada, debe contar con una programación estable. Este oficio es muy viejo pero es, también, muy nuevo, y en la actualidad está todavía buscando espacios y conformando públicos, y para ello no hay nada mejor que la reiteración: que ésta sea una actividad continuada ayuda a dar a conocer el cuento contado y a crear un público que entienda y disfrute de la palabra dicha. Y si todos los oficios artísticos precisan de buen público, crítico, entendido, que disfrute de lo que ve y escucha, el ámbito del cuento contado lo necesita doblemente (porque es un oficio joven y porque el público es parte imprescindible del hecho de la narración oral).

En segundo lugar, para los narradores y narradoras. Compañeros, compañeras, debemos seguir trabajando duro para tener un repertorio de calidad, unos espectáculos que funcionen, unos cuentos que encanten, que enganchen, que resulten memorables. Inolvidables. No solo por nosotros (que también), sino por todo el colectivo. Si el público se engancha a nuestros cuentos querrá más cuentos y querrá conocer a más cuentistas, y esto hará que haya más trabajo para todos.

En tercer lugar, para el público. Venid, dejad que intentemos seduciros con la palabra. Venid a escuchar cuentos. Venid a escuchar a distintos cuentistas y también a los mismos cuentistas en distintas ocasiones: comprenderéis la necesidad que el cuento tiene del público, pues sólo con el público en atenta escucha el cuento puede ser. Y si acabáis heridos de palabra dicha, invitad a otros y otras a que vengan y se sumen y se acomoden alrededor del cuento contado.
Venid, no dejéis de hacerlo, para que haya que poner cada vez más sillas, más.
Saludos

3 comentarios:

  1. Mira que me quedé con ganas pero después de leer esta entrada ya es arrepentimiento puro. Me alegro un montón del éxito de ayer, a seguir así.

    ResponderEliminar
  2. Comparto tus criterios, Pep, y trato de aplicarlo en mis espectáculos. De hecho estoy haciendo uno que está conformado por cuentos y pormas, propios y "apropiados" y que repito una vez al mes. He armado una pequeña sala (desarmable y fácil de volver a armar) en mi propia casa con luces de teatro, audio, telones, etc. Y allí me planto y "defiendo mi palabra", (así se llama el espectáculo) ¡Ojo! Es con entrada, ¿eh? A la gente le encanta, se sorprende, vuelve, trae a otros y hasta comenta qué bueno resulta acceder así, desde la oralidad, a escritores que siempre desearon leer y nunca se animaron. ¡Genial!

    ResponderEliminar