Hace un mes que terminé de leer un libro delicioso, se trata de Los seres infrecuentes, de Isabel Garzo, publicado por la editorial Pie de página. Aunque hace tanto tiempo ya que lo leí no he dejado de recordar algunos de sus momentos y hoy me decido a hacer esta breve entrada en el blog.
Brais, siendo muy niño, vino a Madrid con su abuelo. En esa ciudad creció e hizo su vida y su familia (Elena, sus hijos...), sin embargo tras la muerte del abuelo descubre que su propia historia tiene una urdimbre de hilos nuevos, de historias desconocidas, que hasta entonces ignoraba. Ese viaje en busca de la propia historia, de la suma de historias que nos conforman, de los hilos que nos conectan con los otros, es la hermosa propuesta que teje Isabel Garzo en el libro.
Son varias las cosas que me han gustado de este libro, os señalo en concreto tres de las que recuerdo con más deleite: la suma de historias que se van trenzando hasta ser una (cómo se van tramando y avanzando las historias, cómo se van acercando y entrelazando, cómo se van desvelando los hilos que las unen), los personajes que ponen en pie dichas historias (y sus luces y sus sombras, sus silencios y sus miradas, la verosimilitud que les hace ser y les da vida en estas páginas) y el estilo como está contado todo (con un estilo pulcro, rico, que sopesa el valor de cada palabra y lo hace de manera que, a pesar de ello, resulte fluido, sin escollos; un estilo hermoso, sutil y poderoso, un regalo).
Tiene además varios momentos en los que se habla de cuentos y cuentos contados, sólo os voy a traer una cita (porque mi lectura en verano es sin lápiz, sólo quiero disfrutar):
"Los cuenttos son las clases prácticas de las cosas importantes, la ejemplificación definitiva que hace que comprendamos. Son los que vuelven real la teoría de la vida."
Leí el libro en un suspiro y ha sido, sin duda, una de las lecturas más placenteras de este verano.
Os lo recomiendo.
Saludos
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