viernes, 20 de abril de 2012

Llaman a la puerta

Breve cuento recuperado de entre los textos que escribí para el blog de la revista digital de El Decano (en mayo de 2009)

Lunes por la tarde.
Estoy escribiendo el cuento para la revista (en papel) de El Decano. Tecleo llaman a la puerta y, literalmente, llaman a la puerta. Me ha subido un escalofrío hasta la nuca que me ha dejado en el sitio. Vuelven a llamar. Me levanto y voy hacia la puerta pensando qué casualidad, qué cosas pasan. Atiendo al señor que ha llamado y que me pide disculpas porque dice que se ha equivocado de casa.
Vuelvo al ordenador, vuelvo al teclado. Paso un rato en silencio pensando qué pasará si escribo de nuevo llaman a la puerta. Pruebo. Y vuelve a suceder: llaman a la puerta.
Es demasiada casualidad para ser casual, me digo. Esto es una broma. Abro la puerta. De nuevo el señor de antes mirándome atónito. Le ruego que me vuelva a disculpar, me dice, pero no sé qué me pasa, de pronto siento una irresistible necesidad de pulsar su timbre. Está bien, le digo, no se apure, es una tarde extraña.
Nos despedimos de nuevo y vuelvo a mi ordenador, a mi teclado. Cierro los ojos, tomo aire, y vuelvo a escribir llaman a la puerta. Antes de que termine la palabra puerta suena el timbre de entrada.
Pego un brinco y voy corriendo a la entrada. El hombre está allí, gimoteando, no sé qué me pasa, me dice, se lo juro, debo estar enfermo pero no puedo dejar de llamar a su timbre. No se apure, le tranquilizo, no sabemos qué pasa esta tarde que, como le dije, es tan extraña.
De nuevo nos despedimos. Ahora, sentado frente al teclado, pienso que tal vez pueda hacer algo bueno por una vez en mi vida, y tecleo: cesan las guerras, las injusticias se resuelven, los que sufren dejan de sufrir, la pertinaz hambruna desaparece, la masacre medioambiental se detiene, las enfermedades terribles se curan, el mundo se hace civilizado y la vida es bella.
Me asomo a la ventana. Espero. No parece que nada cambie en el mundo. Miro en internet a ver si algún conflicto armado, sorpresivamente, ha terminado. Paso unas horas buscando. Pero nada parece cambiar. Está visto que mi poder es muy limitado. Y patético. Vuelvo a teclear llaman a la puerta.

2 comentarios:

  1. Olá, Pep Bruno. Que interessante! Que pena os teus poderes terem acabado tão repentinamente! Mas as palavras têm muita força: ajudam a mudar mentalidades. Vamos esperar mais um pouco!...

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