Hoy he comenzado estos días de descanso de la mejor manera posible: leyendo un buen libro. Tras el desayuno me tumbé en el sofá a leer Albert, de Ole Lund Kirkegaard (un autor que me gusta mucho y del que me voy leyendo toda su obra en los últimos meses), la edición que yo tengo es de Sushi Books (y en ella no he encontrado el nombre del traductor o traductora).
Las aventuras de Albert, un niño muy muy travieso (aunque esto no es problema pues como dice el tendero en las primeras páginas: "Si en esta ciudad no hubiese niños nos moriríamos de aburrimiento. ¿Quién demonios haría entonces todas las travesuras?"), de hecho es tan travieso que uno tiene la sensación de que si hubiera sido escrito en estos días la peste de lo políticamente correcto le habría impedido ver la luz en las páginas de cualquier libro. Afortunadamente Sushi Books ha puesto empeño en recuperar todos los títulos de este estupendo autor danés (que muy pronto estará en mi galería de favoritos).
Ocurre además que estas trastadas sirven al pequeño Albert para despertar la astucia, entrenar la esperanza, agudizar el ingenio, alimentar el buen humor... para cuando vengan tiempos peores. Y es en ese momento, en el de los tiempos peores, cuando vemos que Albert es un niño travieso, sí, pero con un gran corazón, y si no me creen pregunten al muchacho del cerdo al que le roban la cartera y le estafan con la venta del cochino.
Un libro que nos invita a pasear por este mundo hace apenas cuarenta años, cuarenta años que parecen cuatrocientos. Una novela muy entretenida, divertida y llena de momentos estupendos.
Saludos
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