martes, 9 de febrero de 2021

La asadura del muerto

En estas últimas semanas he estado impartiendo un curso en el CFIE de Benavente (Zamora) sobre narración oral en el ámbito educativo. Hemos trabajado, entre otras cosas, con los cuentos de tradición oral, y una de las profesoras, Henar Bartolomé Martín, conocía una versión de "La asadura del muerto " (ATU 366) que le contaba su madre y que yo no había escuchado antes. 
Ella ha tenido la gentileza de grabarse contando ese cuento (y otro que también incluyo al final de este post) y de mandarme algo de información sobre el momento cuando su madre les contaba cuentos (a ella y a sus cuatro hermanos). Muchas gracias Henar, es un regalo. 
Os animo a que leáis primero el texto que me mandó y escuchéis luego los dos cuentos.

Foto: Plaza Mayor de Valladolid en tiempos de la II República. Tomada de aquí

"Me llamo Henar y soy de Valladolid. Nací en 1961. Mis abuelos maternos, seguramente transmisores de la historia de “La asadura”, eran de Zamora capital, mi abuela, y de Hoyocasero, Ávila, mi abuelo. No sé cuál de los dos sería el verdadero conocedor de esta historia. Esta versión del cuento nos la contaba mi madre a mis cuatro hermanos y a mí. Siempre le gustó contarnos historias de miedo, quizá porque lo había pasado ella en su vida real y había tenido que recurrir a los cuentos para poder sobrellevar sus miedos reales de esta manera. De cualquier forma a mí me entusiasmaban.
Yo soy la más pequeña de mi familia y nos llevamos bastantes años de unos a otros, de tal manera que cuando mi madre se lo contaba al más pequeño, los demás participaban de nuevo en la escucha. Nos lo contaba en la vieja casa donde nacimos todos y donde ella misma había pasado su infancia. Era una casa muy oscura, llena de pequeñas alcobas sin ventanas, con un enorme pasillo que debíamos atravesar de noche si nos mandaban a buscar algo al otro lado de la casa.
Este lugar, que fue derribado hace años, situado junto a la plaza de la Universidad de Valladolid, es el escenario principal de mis recuerdos infantiles. En mi memoria la madre muerta del cuento sube por las oscuras escaleras de aquella casa ya inexistente.
Mi madre no tenía un repertorio muy amplio de cuentos, pero éste era favorito suyo, por lo que nos lo contó muchas veces. También nos contaba frecuentemente el de "La niña que fue a por filetes". Sin embargo era muy dada a inventarse historias si le pedíamos un cuento. Lo que sí tenía era una colección muy diversa de canciones y retahílas que fueron un alimento fundamental en mi bagaje cultural. Como siempre estaba muy ocupada solía cantarnos canciones mientras realizaba sus tareas domésticas. A ella le debo mi profesión, ya que soy profesora de música de Infantil y Primaria, aunque a día de hoy, al trabajar en un CRA, mi labor musical se ha ido reduciendo año a año al disminuir el alumnado y el número de aulas.
Mi verdadera narradora, la que me metió el gusanillo de la literatura en el cuerpo, fue mi hermana Carmela, anterior a mí y que me lleva 6 años. Todas las noches me leía cuentos. Mis favoritos fueron una serie de historias agrupadas en un libro titulado “Cuentos de hadas ingleses” que sabía casi de memoria. Esta hermana es una gran lectora, leyó Crimen y castigo con 14 años. A ella le debo mi gran afición por los cuentos tradicionales y por los títeres, ya que me llevaba de la mano a representaciones semanales en el Campo Grande de Valladolid.
Es para mí un inmenso placer contar historias a los niños. Es sin lugar a dudas la parte de mi profesión que más satisfacciones me produce." 

Versión de "La asadura del muerto" (puedes escucharla también directamente en iVoox)


Versión de "La niña que fue a por filetes" (puedes escucharla también directamente en iVoox)


No quiero terminar esta entrada en el blog sin dar las gracias también a Sabela y a todo el equipo del CFIE de Benavente por ser conscientes de la importancia de la narración oral en el ámbito educativo y organizar cursos como este.
Saludos

2 comentarios:

  1. Esta historia también se cuenta en Cuenca, más concretamente en Tarancón. Nuestra abuela nos la contaba al caer la tarde o ya de noche (con algún pequeño cambio), después lo hacía mi madre y, ahora que es abuela, también se la cuenta a sus nietos. ¡Qué recuerdos!
    Isabel

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    1. Es un cuento muy extendido por toda la península. Y es una historia que nos acompaña desde hace cientos de años, generación a generación, como ocurre en tu casa. Qué afortunadas sois :-)
      Saludos cordiales
      Pep

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