En estos días acabo de terminar la lectura de un libro magnífico, se trata de La fábrica de historias. Derecho, literatura, vida, escrito por Jerome Bruner, traducido por Luciano Padilla López y publicado por FCE en su colección dedicada a "Psicología, Psiquiatría y Psicoanálisis".
El libro tiene cuatro capítulos que reflexionan sobre un mismo asunto: el ser humano como un ser narrativo. Brevemente os cuento:
- Los usos del relato. Parece que esta cualidad innata de contar es fundamental para ser quienes somos: contar implica ordenar la realidad; ser conscientes de la dialéctica, dice él, entre lo consolidado y lo probable (p. 29); reexaminar lo obvio; organizarnos como colectivo; el relato trabaja como Doppelgänger, operando "en un paisaje de acción, el mundo, y uno de conciencia" (p. 46); también el relato trabaja para articular proyectos futuros; etc. En verdad este primer capítulo es riquísimo, lo tengo muy subrayado y releído.
- El derecho y la literatura. Esta cita os da exacta idea del tema tratado en este capítulo: "la literatura, que saca provecho de la apariencia de la realidad, mira lo posible, lo figurativo. El derecho mira lo efectivo, lo literal, la memoria del pasado. La literatura rebasa en lo fantástico; el derecho, en la banalidad de lo habitual; pero son caras de una misma moneda, y cada quien está secretamente convencido de ello" (p. 88)
- La creación narrativa del Yo. Otro capítulo fascinante que ahonda en esta cuestión: "nosotros construimos y reconstruimos continuamente un Yo, según lo requieran las situaciones que encontramos, con la guía de nuestros recuerdos del pasad y de nuestras experiencias y miedos para el futuro. Hablar de nosotros a nosotros mismos es como inventar un relato acerca de quién y qué somos, qué sucedió y por qué hacemos lo que estamos haciendo". (p. 93), así pues, "La creación del Yo es un arte narrativo". (p. 94) En fin, otro capítulo magnífico que tengo muy subrayado.
- ¿Por qué la narrativa? Este cuarto y último capítulo del libro, también apasionante, nos habla de la necesidad de la capacidad narrativa para ser como somos, para construirnos como individuos, como colectivo. E igual que "el pulgar prensil pone a nuestra disposición muchos utensilios, el talento narrativo nos ofrece un repertorio del que abrevar". (p.139)
Este es un libro que os recomiendo encarecidamente.
Saludos
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