miércoles, 18 de noviembre de 2015

Akim corre

En estos días convulsos ando con un libro en las manos que no dejo de leer y releer, se trata de Akim corre, con texto e ilustraciones de Claude K. Dubois y una exquisita traducción de Maribel G. Martínez, el libro está publicado por la editorial Lóguez con el cuidado que le caracteriza.


Akim corre nos cuenta la historia de Akim, un niño que vivía ajeno a la guerra que asolaba su país hasta que su aldea fue arrasada y, en la locura del bombardeo, perdió a su familia. Emprende entonces un viaje con peripecias diversas (trabajando incluso de esclavo para los soldados) que termina en una columna de personas que huyen de la guerra y que llegan a un campamento de refugiados donde algo bueno le está esperando.
Siempre hace falta, pero hoy quizás más que nunca es preciso ver desde la mirada del otro, del que viene (y en muchas -tantas, casi todas- ocasiones no por gusto, sino sencillamente porque no queda otra opción), del que huye del horror, del que ha tenido que dejarlo todo: su casa, su familia, su vida (lo que era su vida hasta entonces) para emprender un viaje que le llevará a nuevos lugares donde tratar de vivir, de convivir, en paz.
El viaje es un tema recurrente de la literatura (ya desde sus primeros textos escritos), y el viaje de los refugiados, de los que huyen de la guerra y la violencia, es algo que trasciende de la propia metáfora de la vida como un viaje: pues en su caso el viaje es la única manera de mantener la vida.
El libro esta editado con mucho esmero, las ilustraciones abocetadas dan idea de lo precipitado de las decisiones, de la sucesión vertiginosa de sucesos que pueden alterar la vida para siempre. En algunos láminas apenas hay borrones en otras el detalle es más minucioso; en todo momento la ilustración nos está contando (lo que avanzó el texto o lo que silenció, como el caso del niño que muere en brazos de la mujer mayor). Un texto y unas ilustraciones que se abrazan para contarnos con éxito una historia dura, de supervivencia. Una historia poderosa.
En este libro hay también un momento para los cuentos contados (un oasis de alegría). Mirad qué ilustración maravillosa.


Un libro hermoso, duro y muy necesario. Un libro que nos mira a los ojos. Un libro que nos permite empatizar con el otro, mirar desde su mirada.
Un libro que os recomiendo.
Saludos

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