Acabo de leer (y releer) este interesante libro: El libro de la suerte, escrito por Sergio Lairla e ilustrado por Ana G. Lartitegui y publicado, con el cariño y buen hacer que le caracterizan, por la editorial A buen paso.
Este es un libro que leí hace meses en Pamplona, me lo recomendaron MariCruz y Charo (de FIRA), pero andábamos los tres tan liados que apenas pude darle una lectura rápida. Sin embargo en estos días he podido sentarme a leerlo (y releerlo) con calma, porque es uno de esos libros que se disfruta con lecturas y relecturas y con calma para ir viendo los detalles (en textos e ilustraciones) que suman a la historia que leemos, que vemos.
El libro nos cuenta una historia que son dos historias: la del señor Buenaventura y la del señor Malapata, un mismo viaje pero desde la vivencia de dos personajes. Esto determina al mismo objeto físico del libro que tiene dos portadas (ambas delanteras) y que permite ser empezado por un lado o por otro; la historia contada termina justo en medio del libro con ese barco y su reflejo que se despliega y sigue contando... Conozco algunos otros libros que tienen una estructura similar (como Trapito feliz, de Tony Ross) y que también consiguen resolver los retos que un libro de estas características propone (como resuelve este mismo título del que hoy hablamos).
A pesar del título no parece que el libro hable de la mala o la buena suerte, sino más bien de la actitud con la que uno encara la vida y que, a pesar de la buena o mala suerte, hace que la vida sea maravillosa o terrible.
Es un libro muy gozoso, da gusto leerlo y releerlo, buscar detalles en las ilustraciones o en el texto que complementan y ajustan una historia a la otra. Un libro con una propuesta formal valiente y, insisto, bien resuelta; con un texto estupendo bien engranado a unas ilustraciones también estupendas, de nuevo insisto. Y también un libro con una sugerente propuesta vital: vale, la vida es un viaje, un viaje con sus azares, sus buenos y malos momentos, pero también un viaje en el que nosotros somos protagonistas y podemos sumar (o restar) para que los días brillen con mayor o menor intensidad (a pesar de sus sombras y luces).
En suma, un libro que he disfrutado mucho y que os recomiendo.
Saludos
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