Estos días disfruté de la lectura de Héroes, el nuevo libro de Jutta Richter, traducido por L. Rodríguez López, que ha publicado la editorial Lóguez. Jutta Richter es una de mis autoras favoritas (echa un vistazo a su ficha).
El verano es largo, demorado, caluroso... y Felix, Mia y Corinna se aburren. Una tarde prenden fuego a unos hierbajos del talud de la vía del tren y las llamas se descontrolan, tratan de apagarlo pero el incendio crece y aúlla feliz corriendo por todo el talud reseco, afortunadamente los bomberos llegan a tiempo para apagar el fuego. La señora Fontana vio a los tres niños tratando de apagar las llamas y pronto son aclamados por la prensa local como héroes. El origen del incendio es atribuido a algún vidrio o a una colilla que el señor Brüning, bebido, habría tirado, por eso van pasando los días y los propios autores del fuego son considerados como unos buenos chavales que se comportaron de forma heroica.
Este es el punto de partida de Héroes, ocurre además que esta historia del talud (que vamos viendo de vez en cuando renegrido hasta que, al final del libro –y del verano–, vuelve a aparecer verde gracias a las hierbas que han ido brotando) se convierte en una metáfora de los días y las vidas de sus protagonistas, porque estos niños son verdaderamente héroes, habitantes de un mundo desajustado e incomprensible y que, en no pocos momentos, parece desmoronarse por culpa (o a pesar) de los adultos que les rodean: Felix es un niño que pasa temporadas en hogares para menores, Corinna ve como su mundo se resquebraja, Mia tiene una complicada relación con sus padres... Y mientras tanto estos niños quieren ser niños y fundan su club de los Maestros Detectives, y se pelean (como les ocurre a Lukas y Felix), y tratan de salvar gatos callejeros, y juegan... pero sobre todo observan el mundo con la mirada curiosa de la infancia pero sabia de quien ha recibido ya unos cuantos golpes (por eso se comprende la existencia de "las Reglas para la Lucha contra lo Tenebroso").
Unas últimas notas más breves sobre este libro: destacan muchos momentos en los que se reflexiona sobre las relaciones entre niños y padres; me ha encantado el final, esa fiesta en la calle, esa página que es una invitación a la alegría (a la luz y al color a pesar de tantos grises); me gusta mucho el título, son héroes, sí, pero no por apagar el fuego, sino por lo que no se cuenta o no se conoce (como la visita al hospital con el ramo de flores).
Emociona el libro. Emocionan muchas (¡todas!) de sus pequeñas historias y sus detalles (como por ejemplo el prolijo diario que Felix guarda de los días del verano, como tratando de apresar la infancia para que no pueda ser olvidada, para que esos buenos días queden fijados y resulten siempre memorables). Emociona leer y releer esta historia tan poderosa, tan llena de detalles sutiles, de pequeñas tramas que se van trenzando, de personajes sencillos (y de gran hondura). Emociona, sí.
Un libro que os recomiendo encarecidamente. Una lectura maravillosa.
Saludos
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